Los niños de nadie
En cuanto termine de enunciar la forma, dirección y posición que exigían cada uno de los diversos retos que hacían parte del circuito de movimiento dispuesto para la clase, uno de los niños se acercó apresuradamente para pedirme que le guardara un carro de juguete mientras él hacía los retos. No tenía un bolsillo disponible así que este carro se quedó en mi mano. Los niños y niñas están emocionados y felices transitando por el circuito, les encanta moverse y disfrutan mucho que las actividades sean retadoras, se lo toman en serio y se esfuerzan por acomodar su cuerpo, pensar, respirar, intentarlo varias veces hasta conseguir movimientos cada vez más complejos. Es enternecedor ver sus expresiones de asombro y sus ojos llenos de brillo cuando sus miradas se encuentran con la mía, es una oportunidad única en la que mi rostro les refleja su misma expresión, y mis palabras de felicitación les corrobora -a sí mismos- que han logrado realizar un movimiento que al principio se les ...